No hay duda que la incorporación de materiales ecológicos en nuestro entorno es una realidad. Caso concreto es el césped artificial, que desde hace años ha sido incluido en la práctica deportiva y la decoración doméstica. Esto se debe principalmente a su carácter sostenible, bajo mantenimiento, propiedades mecánicas, capacidad de reciclado y reutilización.
¿Por qué césped artificial?
Aunque ya hemos mencionado algunas de sus características, este material destaca por ser una alternativa viable debido a sus componentes avanzados, no requiere un cuidado extensivo a la sombra y puede ser económico, de gama media o alta según el formato requerido.
Su versión de tercera generación consiste en una mezcla de fibras sintéticas, caucho y arena que pueden ser diseñados a medida en función de la aplicación que se necesite. Por ello, se han vuelto populares en los deportes, parques recreativos, escuelas y áreas comerciales.
Debido a su naturaleza sintética, permite un mayor ahorro energético en el corto y largo plazo. Esto implica que no hace falta la instalación de un riego, la aplicación de fertilizantes, menos consumo de agua (hasta un 98%), no requiere jardinería y no precisa electricidad.
Asimismo, su cualidad estética permite tener césped verde todo el año, ya que es muy fácil de limpiar. Otras ventajas es que no hace falta regarlo, podarlo o fumigarlo, lo que lo hace muy versátil para ser instalado en toda clase de espacios exteriores o interiores.
Por ser un producto higiénico, resistente a las condiciones climáticas y muy sencillo de instalar, es una alternativa inmejorable. Además, posee un tacto agradable, es antialérgico, ignífugo, seguro para los niños, no genera residuos vegetales y es excelente para las mascotas.
Sostenible y beneficioso
En términos de sostenibilidad, el césped artificial tiene una duración mínima de 8 años a partir de su instalación. Una vez que termine su ciclo de vida útil, puede ser llevado a un vertedero controlado donde se le aplican técnicas específicas para su reciclaje y reutilización.
De igual forma, dado que no necesita productos químicos ni maquinaria para su mantenimiento, eso evita la contaminación del suelo y la descarga de emisiones de CO2 o gases de efecto invernadero. Los que están hechos a base de poliuretano son 100% reciclables.
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